Producción
El secreto de nuestras patatas empieza en la tierra. Solo utilizamos patatas de la variedad agria que tienen la carne más amarilla y un sabor especial. Es una patata muy sabrosa y perfecta para nuestro proceso de elaboración. Una vez en nuestra fábrica, las patatas son tratadas con mucho cuidado desde el instante en el que llegan a nuestro almacén. Aquí, son lavadas y peladas por rozamiento de una en una, para evitar golpes que dañen nuestra materia prima. A continuación se cortan en láminas finas para pasar por fin a la sartén. Únicamente utilizamos aceite de girasol y freímos las patatas en una gran sartén, poco a poco, como lo haríamos en casa si tuviéramos muchos invitados. El proceso debe ser lento, controlando en todo momento que las patatas no se quemen. Mediante el control total de la temperatura sabemos cuándo están perfectas para sacarlas. Tras añadirles una pizca de sal son embolsadas en un proceso automatizado adaptado a las más rigurosas normas de calidad. Desde que una de nuestras patatas se pelan hasta que es embolsada pasan aproximadamente 15 minutos, así garantizamos el mejor sabor y propiedades del producto. Todo el proceso de producción está informatizado y controlado a través de un sistema muy riguroso. Una vez termina la fabricación de cada lote, incluimos una pegatina en el palet con la trazabilidad (lote, fecha de caducidad y sitio que ocupará en el almacén). Así, podemos acceder a todos los datos de nuestras bolsas en cualquier momento. Este riguroso sistema nos ayuda a ser eficientes y sostenibles, porque el mimo y el cariño hacia nuestro producto lo extendemos hacia todo lo que le rodea. |
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Producción
El secreto de nuestras patatas empieza en la tierra. Solo utilizamos patatas de la variedad agria que tienen la carne más amarilla y un sabor especial. Es una patata muy sabrosa y perfecta para nuestro proceso de elaboración.
Una vez en nuestra fábrica, las patatas son tratadas con mucho cuidado desde el instante en el que llegan a nuestro almacén. Aquí, son lavadas y peladas por rozamiento de una en una, para evitar golpes que dañen nuestra materia prima. A continuación se cortan en láminas finas para pasar por fin a la sartén.
Únicamente utilizamos aceite de girasol y freímos las patatas en una gran sartén, poco a poco, como lo haríamos en casa si tuviéramos muchos invitados. El proceso debe ser lento, controlando en todo momento que las patatas no se quemen. Mediante el control total de la temperatura sabemos cuándo están perfectas para sacarlas.
Tras añadirles una pizca de sal son embolsadas en un proceso automatizado adaptado a las más rigurosas normas de calidad. Desde que una de nuestras patatas se pelan hasta que es embolsada pasan aproximadamente 15 minutos, así garantizamos el mejor sabor y propiedades del producto.
Todo el proceso de producción está informatizado y controlado a través de un sistema muy riguroso. Una vez termina la fabricación de cada lote, incluimos una pegatina en el palet con la trazabilidad (lote, fecha de caducidad y sitio que ocupará en el almacén). Así, podemos acceder a todos los datos de nuestras bolsas en cualquier momento. Este riguroso sistema nos ayuda a ser eficientes y sostenibles, porque el mimo y el cariño hacia nuestro producto lo extendemos hacia todo lo que le rodea.